[opiniones del público]

"Excelente trabajo de las actrices y la siempre delicada y sugestiva mirada de Dora Milea. Teatro sin concesiones. Muchas gracias." Osmar Núñez [actor]

"Dora Milea, con extrema delicadeza -que no excluye cierta dureza apasionada reconocible también en el mundo claustrofóbico de las mujeres de Lorca- es la descifradora de una narrativa ambigua y sugerente que nunca termina de cerrarse. Los fragmentos de situación de "Mal dormir", "Dos amigas", "Valeria y los pájaros", "La máquina de abrazar" y "Sangre lunar" que hacen estas "Mujeres de ambas clases" juegan a ser verosímiles con idéntico talento e hipocresía que las tres jóvenes actrices españolas: Arantza Alonso, Ruth Palleja y Zaida Rico; y eso, precisamente, es a lo que se nos permitió espiar. Sumamente eficaz, por lo que concentra, el espacio diseñado por Alejandro Mateo y las luces de Leandra Rodríguez (que en ocasiones ocultan) y las sombras (que ocasionalmente revelan)." Alberto Wainer [dramaturgo y asesor literario del Teatro Nacional Cervantes]

"MUJERES... Me gusta la palabra MUJER, casi se me antoja con acento español... ¡mujer! Qué placer fue para mí ser testigo de lo que estas tres mujeres españolas, hermosas actrices, hacen con esos textos de José Sanchis Sinisterra, tan bellos, tan llenos de poesía y cruda realidad, tan necesariamente musicales y silenciosos. Me acompañó en el viaje la puesta de Milea, increíblemente económica, profunda y presente, siempre. El tiempo justo, la pausa que mi alma necesitó, el movimiento exacto, nada de más, nada de menos. ¡Qué puedo decirles Mujeres! Gracias por hacerme volar a tres mundos diferentes y tan femeninos como mis huellas, gracias por la entrega y el talento. Las abrazo a las cuatro y dejo en el silencio de ese abrazo lo que mis palabras no alcanzan a decir.Patricia Palmer [actriz]

"Mis felicitaciones a la directora, por la delicadeza con que develó estos sutiles textos que hacen evocar personajes de Lorca o de Margueritte Durás. A las tres actrices, por la sutileza y la fuerza con que encarnan. Y a la magia del espacio y de la luz. Altamente recomendable.Roxana Berco [actriz]

"Las mujeres están en una isla de cuadrados negros y blancos; las mujeres se ponen sus zapatos, se constituyen y se desvanecen, calzándose y descalzándose; alrededor, un planeta negro y vacío, paradas en el planeta, las mujeres hablan y yo escucho el silencio alrededor de ellas, y escucho la soledad de estar sobre la tierra. Las mujeres están cargadas de livianos anhelos y surge fugaz la vida y sus pequeños asuntos. La potencia de vivir en una isla de baldosas en mitad del universo. Ellas conversan y se oye el corazón que late dentro de sus vestidos transparentes, como una piel que oculta lo que revela y revela lo que oculta; y ellas pasan sin principio ni final, inmateriales, venidas de la zona de los sueños, donde todo es más real y más efímero." Irina Alonso [actriz]

"Espectáculo sutil, hondo, bello, que nos permite reflexionar sobre cómo nos vinculamos desde algunas de las diferentes clases que somos, cuántas, reconocibles y ajenas a nosotras mismas... Una puesta en escena despojada de cualquier artificio, privilegia el texto y las relaciones entre los diversos personajes. Luz, espacio, universo sonoro, texto, dirección, actuación: todo para ser disfrutado y dejarnos pensando." Marcela Ferradás [actriz]

"Minimalista. Hermosa experiencia para almas sensibles." Fernando de Blas

"Mujeres de ambas clases es una obra que no tiene desperdicio. Invita a esa reflexión que florece impulsivamente, no desde la razón, sino desde el oculto sentir. Dirección, actuación, luz y escenografía conforman un todo indisoluble en el que uno se encuentra sin querer, frente a un tablero donde las "damas" se cruzan, devoran y constituyen en su deseo y dolor; y obligan, como lo hicieron conmigo, a ponerse en los zapatos del otro. Zapatos que, muchas veces, resultan ser de mi talla." Leonardo Zunino

"¿El tamaño importa? Seis, ocho, más de ocho. Aparentar extensas extremidades. Elevarse delicadamente de un solar a cuadrillé para transformase en un ser mujer, en dos, en tres, en mil, en todos. Porque quien más quien menos, todos y cada uno de nosotros ejerce algún tipo de violencia sobre el otro. Y quien quiera colgarse una aureola sobre la cabeza que se convierta en víctima entonces. Porque desde que la sociedad es mundo, desde el primer uno más uno o incluso antes, el otro se volvió ese objeto de deseo. El fin justifica los medios se inventó alguien y poco a poco, algunos más dulces y otros más amargos, nos convertimos en sujetos coaccionantes. Estas mujeres de orden ambiguo son tan masculinas como femeninas. Las descalzas, las actrices, nos recuerdan constantemente que no hay que estar con los pies en la tierra, o en la loza. Que es mejor volar, no importa la distancia, o el tamaño, o lo que se extienda el tacón de un zapato oscuro. Pero que es mejor es mejor. Porque cuando vuelas voceas todo. Hasta lo que te hicieron creer que es mejor callar. Si el hombre es ser y es mortal. ¿La mujer es no ser y es inmortal? Apenas un apólogo que me disparan en forma de pregunta o juego de palabras, esos cuerpos contenidos, de opresión implícita, esos textos que esconden más de lo que nombran, esos movimientos traslúcidos y sugerentes que denotan la fragilidad de un listón pero la fuerza y contundencia de la miel derramada sobre la pierna. Al cerrar los ojos estaban y al abrirlos ya no. ¿Cómo se dice? ¿Hay alguien ahí?" Rodrigo Serrano